Esta claro que Los Pumas pasan, quizá innecesariamente, por un proceso de reconstrucción que debería irse dando a lo largo del tiempo. También está claro que Michael Cheika tiene sus gustos sobre los jugadores y cómo jugar al rugby, pero para avanzar en un esquema de juego conlleva tareas, trabajo y convencimiento de los jugadores. Jugar el Rugby Championship es una carrera difícil, porque se trata de enfrentar a equipos que siempre estuvieron por encima en la historia y la posibilidad de ganar siempre es más un deseo de todos que una realidad plausible. La historia lo marca en números y al mismo tiempo ejerce la compleja influencia en el ranking mundial, dejando a Los Pumas con una importante cantidad de partidos perdidos debido a, precisamente, competir con tres de los mejores cuatro equipos del mundo.
Después de una despareja ventana de julio (2 a 1 vs Escocia que podría haber sido adversa), Australia llegaba a la Argentina con muchas expectativas, y dos días antes del partido, su capitán, Michael Hooper desistió de la gira y sin mayores explicaciones que «no se sentía adecuadamente para liderar al equipo» se fue a su casa. En su lugar jugó Fraser McReight, un siete más alto y no menos combativo que el capitán que más veces jugó para Australia y quedó de capitán James Slipper.
Del lado de Los Pumas aparecía un equipo correcto, con la mejor primera línea posible, la ausencia de Guido Petti (reemplazado por Lavanini, que tuvo un muy buen partido pero que no es lo mismo desde el punto de vista de estructura de juego) y la vuelta al equipo de Santiago Cordero, un revulsivo que no encontró ni oportunidades en ataque ni seguridades en defensa, pero que Cheika confía en que en algún momento puede «romper el frasco».
El esquema de juego era claro: no dejar lanzarce a los australianos que prefieren un juego desordenado e inesperado por sobre las estructuras de juego, y que cuentan con las habilidades para jugar fuertemente en el contacto. Marcar alto, pesar sobre la línea de la ventaja y ahogar cualquier intento de mover la pelota. Y, durante el primer tiempo, todo funcionó casi a la perfección. Y fue «casi» porque hubo alguna oportunidad no aprovechada, pero al terminar los primeros 40, Los Pumas vencían a los Wallabies por 19 a 10. Casi de entrada producto de la presión y el tackle (una fórmula que por vieja y concida no deja de ser efectiva) Los Pumas llegan a la forzaleza Aussie a través de Matera (que ya había cometido un error muy cerca de marcar) que devino de un ataque furioso y rápido movimiento en la cara de la defensa amarilla y que Santiago Carreras descargó un pase interior para la entrada del ex capitán (7 a 0). Dos minutos más tarde un penal cerca de los postes permite a los australianos ponerse 7 a 3 (Cooper). Dos penales de Boffelli ponen a Los Pumas 13 a 3, y a la salida del segundo penal, una serie de fallas defensivas y una infracción, ponen a los Wallabies con un line a favor en 5 metros y de esa formación, un movimiento de primera fase bien manejado por Cooper permite la entrada de Petaia en arco positivo, impidiendo el cierre de De la Fuente y del «guardia» posterior que era Carreras, apoyando su try elevado a gol por Cooper (13-10). Dos penales más de Boffelli, el último tras un par de intentos de conseguir un try luego de dos line outs, llevaron la chapa a 19 a 10, donde Los Pumas habían conseguido dominar gran parte del primer tiempo.
Australia tenía que tomar el control de las acciones, algo que no habia podido hacer durante el primer tiempo y de repente, los viejos fantasmas que algunas vez aparecieron en Salta frente al mismo rival, se instalaron en Mendoza y sin prisa y sin pausa, Los Pumas se fueron desdibujando y los Wallabies fueron tomando el control del juego y de las mentes locales. Los cambios en Los Pumas no ayudaron, porque el equipo no encontraba las respuestas que se requerían para llevar adelante el partido, y más allá de la lesión de Cooper que lo sacó de la cancha (rotura del tendón de Aquiles), el control del juego ya estaba claramente en manos de Australia, que abuspo positivamente del line & maul, vieja herramienta que cotiza alto.
En medio de todo esa propuesta que hacía Australia, se gesta el segundo try argentino de la mano de un contraataque desde el fondo liderado por Mallía que se anima, juega con Matera, y éste hace un par de fintas para jugar con Juan Martín González que apoya el try que Boffelli elevaría a gol (54 minutos) dejando a Los Pumas 26 a 17.
A los 21 minutos del segundo tiempo un try penal por derrumbar un maul en ocasión de posible try (26 a 24) marcó el fin psíquico del partido, porque Los Pumas sin Alemanno por 10 minutos perdieron el control, cometieron errores de todo tipo y fundamentalmente, penales que no habían cometido en el primer tiempo (3 en el PT vs 10 en el ST). Un penal muy factible pone a los Aussies arriba por primera vez en el partido a los 63 y a los 70 luego de una serie de penales, un line&maul con un jugador desprendido permite que los australianos apoyen (Tupou sobre Cordero) y lleven el marcador 26-34.
Sobre el final, cuando ya la diferencia era de 8 puntos, y por culpa del deseo furioso de marcar tantos que lo acercaran en el marcador (ya no quedaba tiempo para dar vuelta el resultado porque había que marcar dos veces) luego de un penal fallado por Boffelli desde mitad de cancha (decisión correcta, porque en caso de concretar, quedaban a 5 puntos), el juego ingresó en un momento de caos total. Con el tiempo cumplido, los Aussies querían marcar un try más aprovechando que Los Pumas no podrían ganar el partido y que el equipo argentino estaba cansado, y se jugaron 5 minutos adicionales, donde la pelota fue y vino de un lado a otro, hasta que a los 85 Australia consiguió ese deseado try que dejó el marcador final 41 a 26.
¿Que queda para Los Pumas? Volver a ejecutar el plan de juego por más minutos, ser más certeros a la hora de llevarse puntos del campo enemigo y a no perder la hoja de ruta que lo guió por 60 minutos. También ajustar algunos detalles que tienen que ver con los jugadores y algún puesto que habrá que reforzar, pero por sobre todas las cosas, meterle una vuelta de rosca a esas tuercas que se aflojaron y entender que contra equipos de este nivel (y yo creo que Sudáfrica y Nueva Zelandia, que está dormido, son superiores) vas a pagar cada error que cometas, y de eso es difícil volver.
Marcelo Mariosa