Aunque se trata de islas con 4 millones de habitantes, su suelo volcánico estuvo a punto de estallar en mil pedazos luego de 3 partidos perdidos al hilo. El viejo orgullo kiwi quedó lesionado luego de las 2 victorias irlandesas en la ventana de julio y del partido 1 del Rugby Championship que perdieran contra Sudáfrica en tierra de los Bokke. Todo el país rey del rugby clamaba por un cambio de entrenador (el mar en Nueva Zelanda pide a gritos a «Razor» Robertson, el Mago de Christchurch), Foster emerge casi sano de esta serie e incorpora a un especialista en ataque, el también neocelandés Joe Schmidt, que dirigió Irlanda hasta la semana pasada.
Ian Foster es, para la grey rugbística de Nueva Zelanda, el equivalente al entrenador de la selección argentina de fútbol. Por un instante, los ordenados ciudadanos del Commonwealth se convierten en desesperados tifosos donde no les cabe ninguna explicación, y donde cada uno de todos ellos y ellas son entrenadores de rugby, algo así como un calco del fútbol de Argentina. Y un poco del rugby también. El reclamo popular luego de tres partidos perdidos era el cadalso deportivo y la inmediata salida de Foster y el ascenso muy esperado de Scott Robertson, el mandamás del rugby de los Crusaders.
Robertson, un muy inteligente conductor y estratega, sabe que su tiempo viene llegando, pero se ha mantenido al margen de cualquier ofrecimiento y se estima que sería el probable sucesor de Foster luego del mundial 2023, ya que éste acaba de ser confirmado en su cargo hasta el final de la contienda mundial.
También es verdad que el triunfo trabajoso sobre los Bokke en el mítico Ellis Park fue un bálsamo para las huestes negras, pero dicen los especialistas neocelandeses que no fue eso lo que sacó a Foster de la parrilla sino lo que genera la contratación de Schmidt, un neocelandés que fue contratado por Irlanda en el 2013 y que llevó a la Emerald hasta el sitio que ocupa hoy, pasando por 3 torneos de las 6 Naciones (2014, 2015 y 2018) quedando pendiente el pasar los cuartos de final de un mundial, ya que quedaron en esa instancia en 2015, a manos de Los Pumas, y en 2019, esta vez cayendo duramente frente a los All Blacks.
Schmidt es la carta de oro para el rugby neocelandés, ya que es un entrenador especializado en ataque, un hombre muy creativo para desarrollar estrategias ofensivas y él mismo se autodenomina como un «ladrón de ideas», lo cual no es nada malo, ya que todo se puede copiar, pero luego hay que implementarlo. Y justamente en su tierra natal tiene material de sobra.
Llegan Los Pumas para la serie de dos partidos de este RCH 2022 a tierras kiwis, y se enfrenarán a un extraño equipo negro que al mismo tiempo tendrá necesidades extremas de ganar frente a su gente, tanto es Christchurch (en el Orangetheory Stadium, el que usan los Crusaders) como en Hamilton (Waikato Stadium donde juegan los Chiefs).
¿Qué esperar de los All Blacks? Más allá del renovado favoritismo en las apuestas y las estadísticas que hablan a las claras de eso, los All Blacks han logrado llegar a un bajón histórico a poco más de un año del mundial de Francia y eso, a pesar de lo que digan propios y extraños, eso es una buena noticia para los de negro porque les queda todo un trabajo «hacia arriba» y no hay duda que talento tienen, asi que yo estoy seguro que veremos al equipo del helecho plateado creciendo de la mano de un entrenador que tiene mucho para sumar y de otro (Schmidt) que tiene mucho para aportar. Los neocelandeses se han caracterizado siempre por ir un paso adelante en el juego, comprender los alcances de las reglas y jugar al límite y utilizar herramientas que los otros equipos no tienen en cuenta.
Al mismo tiempo, Irlanda debería estar preocupada, porque lograron explotar un año antes del mundial. ¿Cómo hará el equipo verde para sostener este nivel? En términos psicológicos será una tarea muy difícil, aunque hay tiempo y competencia, no se trata precisamente de una ventaja haber logrado su mejor nivel histórico tan pronto. Mientras tanto, Los Pumas se encuentran en plena reconstrucción, no sólo en lo estratégico sino en lo mental, al mismo tiempo que tienen un año por delante para determinar quiénes serán los jugadores que podrán llevar adelante todo el poderío que Cheika y su staff puedan desarrollar.
No hay que olvidar que el triunfo frente a los All Blacks en Australia tuvo el condimento de ciertos ejercicios defensivos devenidos del Rugby League (rugby XIII) que desempolvó Cheika para la ocasión y que le ocasionaron cierta confusión en el elenco oceánico. Cheika y equipo deberán ir desarrollando movimientos y tareas que lleguen a su punto cúlmine el 9 de septiembre del 2023 cuando Los Pumas enfrenten a la poderosa Inglaterra en el Velodrome Orange de Marsella.
Pero de Los Pumas ya hablaremos otro día.
Marcelo Mariosa