
Como era de esperar, los All Blacks iban a desplegar toda la contundencia que no habían tenido en partidos pasados y arrasaron a Los Pumas en Waikato. Todo ese poderío que combina rudeza en el punto de contacto (más específicamente en la limpieza de rucks) y la simpleza de pasar la pelota a un compañero mejor ubicado hizo mella en la defensa de Los Pumas, que no lograron mantener de pie a los jugadores necesarios para repetir la barrera que pudo exponer en Christchurch y ahí se pudo ver la contundencia del equipo del helecho plateado.
Las señales eran evidentes, dijo una vez «Aitor» Otaño en un partido que se estaba poniendo en contra. Con todo un país presionando, con todo el establishment periodístico golpeando duro, pidiendo a salida de Foster y cuestionando con dureza el liderazgo de Sam Cane, caía de maduro que los locales iban a resolver aquéllas sorpresas que Los Pumas habían desarrollado una semana atrás. Cheika también lo sabía y, como decíamos aquí en la nota previa al partido, la tarea estaba cumplida (ganar al menos un partido en la casa de los reyes del rugby) se dispuso a hacer algunos cambios que irían a darle minutos de juego a otros jugadores y repetir la estrategia de cómo jugarle a los los All Blacks, pero sin presión alguna.

En la cancha no hubo ni similitudes ni contemplaciones: los de negro necesitaban ser absolutamente contundentes y ejecutaron su plan a la perfección, bajo una lluvia intermitente que hizo difícil el manejo de la pelota (especialmente para Los Pumas) que se enfocaron en mejorar el line out y la defensa del maul (palabras de Cheika en la conferencia de prensa) pero que no pudieron con la otra parte del secreto All Black, que fue arrasar con rudeza en los rucks (evitando cualquier posibilidad de pesca de la pelota) y comprometiendo en la formación (y en el suelo) a jugadores argentinos que no pudieron reposicionarse a tiempo. Y desde allí construir la simpleza que los caracteriza, que es darle la pelota al compañero que pueda avanzar con la pelota segura. Simple y letal.
Los Pumas no tuvieron ni chance de atacar el «fuerte» rival y el resultado final fue de siete tries a cero. Y con ese resultado esbozar un entendimiento del juego es imposible. Pero, también al decir del capitán argentino Julián Montoya, «no éramos los mejores antes ni somos los peores ahora». La manera correcta de entender este momento es precisamente seguir con humildad, algo que afortunadamente nunca han perdido, y seguir avanzando con la lentitud que requiere la historia, pero donde se vienen dando pasos hacia el frente y levantando la mano y diciendo «ojo que acá estamos». Lo que no hay que hacer es mirar la tabla de este RCH 2022, ya que pasamos de la punta a la cola en un instante, sino que solamente hay que trabajar pensando en el sábado 17 de septiembre cuando el equipo nacional enfrente a los Bokke es casa. Y otra vez aparece el objetivo, que es ganar uno de los dos encuentros. Claro, por qué no ganar los dos, y por supuesto que es lo que los jugadores y staff intentarán lograr, pero hay que seguir comprendiendo que nos enfrentamos todos los años con 3 de los 4 mejores equipos del mundo. Pero con trabajo y esfuerzo, nos vamos acercando de a ratos y de a poco. Pero estamos en camino.
La lluvia no fue un inconveniente para los locales que cometieron apenas tres errores de manejo en todo el partido. Y también hay que señalar el total de penales por lado (11) en todo el juego. Pero frente a la contundencia, no hubo respuesta de la visita, que, al igual que en Christchurch, retrocedió ante cada ataque frontal de los All Blacks, que tiene la virtud de siempre avanzar la vieja «yarda de oro», pero que en el juego anterior hubo de parte de Los Pumas jugadores que, sueltos y dispuestos en defensa, pudieron pescar pelotas muy importantes para evitar la caída del in goal, algo que en Hamilton no pudo ocurrir, de acuerdo a lo explicado más arriba.

Hay dos jugadas que marcaron el termómetro del partido, y una es un contraataque letal después de un duro trabajo ofensivo de Los Pumas, que terminaría en un try de Jordie Barrett que daría un golpe determinante a los 21 minutos. ¿Es posible que en ese temprano momento del partido pueda haber ocurrido eso? Es muy interesante desmenuzarlo, entendiendo que el rugby, más que otros deportes, combina el esfuerzo físico con la fortaleza mental, y en ese momento quedaba claro, al menos para los que estábamos viendo desde afuera (o en la transmisión del partido en el canal de YouTube de La Pluma del Ruck) que el dominio del equipo local, tanto en el punto de contacto como en la limpieza de los rucks, iba a ser un edificio imposible de escalar para Los Pumas. Si eso se veía desde afuera, imagino la sensación desde adentro. Luego hubo otra señal, cuando Sam Cane se lleva por delante a Santiago Carreras, luego de que el 10 argentino había pateado la pelota y avanzado dos pasos. La semana anterior, una acción más leve (tackle sin pelota) le costó al equipo de negro un penal en contra. Esta vez, y por las circunstancias del juego, la acción merecía un penal para Los Pumas y una amarilla para el cuestionado capitán All Black. Pero nada de eso ocurrió y la acción lesionó a Carreras (probablemente haya sido una contusión que inmoviliza parcialmente la pierna) lo sacó de la cancha para que ingrese Benjamín Urdapilleta. De todos modos ni la acción de juego sucio no sancionada ni el ingreso del apertura del subcampeón francés pudieron contener la furiosa tormenta que castigaba a los argentinos que finalmente dejó en la chapa un doloroso 53 a 3.
Claro, en medio hubo de todo. Danie Coles, un personaje al que le gusta hablar, generó un par de escaramuzas que finalmente no pasó a mayores, pero siempre es bueno destacar que aún en el país del rugby hay personas que a pesar de su calidad como jugador, merecerían un «correctivo» como estaba permitido (no por las reglas del juego) antes. Al final, Foster consiguió el oxígeno necesario para que las huestes de rugby neozelandés vuelvan a creer en él y en su equipo, mientras que siguió lo opuesto de uno de los dichos del deporte, que es «equipo que gana no se toca». Foster mandó a la cancha el mismísimo equipo que había caído derrotado, mientras que Cheika hizo lo mismo, tocó el equipo ganador con 4 cambios y se fue derrotado.

Los planes de Los Pumas permanecen inalterables, porque el camino hacia Marsella es largo y todavía hay que ver cómo responden algunos jugadores, que inmediatamente después del partido de Durban del 24/9, volarán directamente a Europa a unirse a sus equipos que ya están jugando sus torneos desde este fin de semana. Algunos jugadores que fueron parte de la planilla en Nueva Zelanda no estarán frente a Sudáfrica, que viene de una serie irregular vs Australia. Cheika y staff tienen mucho trabajo, y no sólo dentro de las mentes de los jugadores. El tiempo pasa rápido y los jugadores levantan la mano, mientras empieza a verse quiénes son los que podrían estar.
Sin que nadie lo diga, pensar en 1 de 2 contra Sudáfrica sería una muy buena (sino la mejor) performance del equipo argentino, mientras se espera que los All Blacks superen a un Australia que, como muchas veces les pasa, tienen altos y bajos, y aunque crecen frente a sus oscuros vecinos del sur, se los nota en un momento sin demasiadas claridades, mientras los All Blacks están tomando confianza y desde esa base (no probar jugadores sino consolidar el equipo) ya dieron un paso serio hacia sus propias aspiraciones en la próxima copa del mundo.
Marcelo Mariosa