A ojos vista Cheika está pensando en el próximo año y sin dudas este 2022 será un exhaustivo banco de pruebas. Claro, sale a ofrecer lo mejor que podrían entregar Los Pumas, está vez, en la cancha de Independiente de Avellaneda, pero el equipo cometió todas las faltas que nunca debió hacer y permitió que el campeón del mundo 2019 se hiciera de 22 puntos que le cayeron del cielo. Y ya con esa diferencia, más el control del juego, iba a ser imposible que Los Pumas alcanzaran la tan deseada victoria por los 38 mil asistentes y los millones que lo seguían por TV o por algún medio no visual (como el canal de Youtube de La Pluma del Ruck).
Claro, el lector va a pensar que en el segundo tiempo hubo una remontada que permitió apoyar dos tries y quedar a sólo dos puntos de diferencia. Pero no hay que engañarse, porque el control estratégico del juego estuvo de la mano de la «esmeralda y oro» y no del equipo argentino, que llegó al try por un try penal (una furca con giro sobre el cuerpo de parte de Kwagga Smith sobre el ingresado Tomás Cubelli, un acierto del árbitro Doleman) y una jugada de primera fase elaborada en el medio de la cancha, con la sorpresiva aparición de Matías Moroni que esquivando a dos marcadores, apoyó debajo de los palos.
Pero la realidad fue otra: el equipo verde dominó el encuentro, basado simplemente en los 12 errores de Los Pumas en el primer tiempo, penales que le permitieron al equipo visitante ubicarse dentro de la extrema defensa argentina, oportunidades que supo llevar a puntos en 4 oportunidades (tres tries y un penal) contra dos penales de Emiliano Boffelli (6-22). Los 12 penales (contra 5 de la visita) fueron determinantes para que Sudáfrica para un nivel de juego que deberían tener como máximo esa cantidad de penalidades a lo largo de todo el partido.
El scrum no estuvo sólido de entrada y la defensa se mantuvo armada pero demasiado lenta para subir a ahogar el avance rival, que soltaba sus «kilos» y se venía desde terreno propio de Los Pumas gracias a las infracciones. El viejo line&maul que tan bien manejan los Bokke dio resultados y así Malcolm Marx apoyó dos veces, lo que junto a un penal y una conversión de Damian Willemse dejaban la chapa en 22 para el equipo visitante.
Las emociones en el Libertadores de América no fueron muchas. Los Pumas habían abierto el marcador por un penal de Boffelli (8′) pero casi imediatamente los Bokke empatan (11′). El trabajo defensivo de Los Pumas fue arduo, ya que el equipo sudafricano arreciaba contra el in goal local, pero a los 20, en la primera real oportunidad de try para los visitantes, Carreras no termina de armar su tackle, es sobrepasado y desde una posición inválida se rehace para impedir el try de Canan Moodie, por lo que el árbitro Doleman otorga un try-penal y tarjeta amarilla para el 10 de la selección argentina (20′). Del 10-3 a favor de Sudáfrica, pasamos a un 10-6 por un nuevo penal de Boffelli (23′), pero a los 27′ y a los 32′ caen dos tries de los Boks, el primero de Jaden Hendrikse, que redoblando quiebra la extrema defensa argentina tras el error de la marca y del interno, ingresando al in goal en solitario y el segundo de un maul muy sólido del equipo visitante.
Sobre la hora del primer tiempo, es Gonzalo Bertranou quien recibe una tarjeta amarilla tras reiteradas faltas del equipo argentino e inmediatamente sobreviene un try sudafricano que finalmente y tras la revisión del TMO no es convalidado por no haber apoyado la pelota (knock on). Pero los primeros 8 minutos del segundo tiempo, Los Pumas jugarían con 14 y con 22 puntos adentro y con uno menos en los minutos donde hay que empezar a dar vuelta el marcador, la tarea iba a ser difícil.
Con algunos cambios tempranos y aún con uno menos, Los Pumas ajustan algunos detalles y se muestran mejor parados, pero el desarrollo es al menos parejo, pero no favorable. Pasan los minutos sin que el equipo argentino pueda marcar y los ajustes requeridos no hacen todo el efecto deseado, ya que los Springboks se mostraban sólidos y tranquilos. A los 20′ los visitantes se quedan con uno menos (amarilla a Willie Le Roux) y a los 23′ ingresa Agustín Creevy que se convierte en el jugador argentino con más presencias con la camiseta nacional (95) y recién a los 25′, tras una insistencia sobre la última defensa verde y amarilla, Tomás Cubelli intenta ingresar al in goal pero queda corto, mientras Kwagga Smith lo toma del cuello y lo hace girar. El árbitro interpreta que el «Cubo» podría haber llegado a marcar y le otorga un try penal para Los Pumas (13-22) y la tarjeta amarilla para el 20 sudafricano, dejando el equipo con dos jugadores menos.
En esa circunstancia, Los Pumas intentaban pero no conseguían sobreponerse al equipo visitantes, hasta que una jugada en mitad de cancha (un redoble de Cubelli con Marcos Kremer que en lugar de pasar la pelota al 9 que venía a hacerla correr), el 6 argentino la pone adentro para un Moroni que pasó como un exhalación y desde allí, esquivó a un wing primero (Moodie) con una gran medialuna y luego se midió en velocidad con Makazole Mapimpi, que llegó a alcanzarlo desde atrás sobre los 5 metros pero que con el impulso, el argentino llegó a apoyar debajo de los palos con su mano menos hábil (20-22) a los 27′.
El Libertadores de América explotaba porque parecía posible dar vuelta el partido y aún quedaban 3 minutos con 13 jugadores para Sudáfrica y luego 5 minutos más con uno menos. Pero tal cosa no ocurriría, porque Los Pumas no estaban en la sintonía de juego contra una propuesta sudafricana que suele ser tan mezquina como efectiva, y que suelen ejecutar muy bien. A los 34′ y todavía con uno menos, Sudáfrica consigue un try en las manos de un batallador como Damian De Allende (20-29).
Los Pumas seguían batallando contra los ahora pequeños errores y los sudafricanos estaban en control del juego y del partido, llegando a conseguir un nuevo try a los 39′ tras un buen juego colectivo, dejando en claro quién había sido el mejor equipo en Avellaneda (20-36).
Con 19 penales en contra, Los Pumas tuvieron al menos una acción deslucida e inestable, casi duplicando la cantidad de penales que se espera de un equipo de la elite mundial. Michael Cheika hizo una autocrítica liviana, tratando de explicar que el problema estuvo en una marca tardía y poco eficiente, y que ese fue el efecto que llevó al equipo a ser penalizado en 12 oportunidades. Imagino que se guarda algunos otros detalles no menores, porque su largavista mira a Marsella y no a este Rugby Championship ni a la ventana de noviembre 2022. Los Pumas sufrieron el scrum en el primer tiempo, donde también fueron penalizados, y quizá pecaron de interpretar erróneamente cuando una pelota es jugable (o no) desde un ruck defensivo.
Es verdad que la defensa estuvo un poco lenta en «subir» a ahogar a los rivales, que avanzaban desde posiciones muy cómodas de ataque debido al excelente line out que poseen y que dominaron pelotas propias en los últimos metros argentinos, devenidas de los penales que se cometieron. Al mismo tiempo hay que ver la otra parte: la consolidación de Thomas Gallo, la necesidad de un 3 de primer nivel, tener la paciencia que se tuvo en Christchurch y la tolerancia a algunas posibles sanciones del árbitro que nos podrían parecer inadecuadas o injustas. Los Pumas pasan a ser demasiado predecibles, tanto en ataque como en defensa (el try de Moroni viene de una jugada elaborada en la mitad de la cancha, que los Bokke no advirtieron) y eso permite a un equipo con liderazgo entender cómo se presenta el partido y utilizar las debilidades del rival para someterlo.
Hay una foto que muestra un poco la inestabilidad del equipo argentino, y es un par de line outs, que generalmente son de calidad, que perdemos a manos del rival (una pelota en la boca del line luego una larga para la entrada de los backs que fue torcida) y que no suelen ser parte del «anti» repertorio Puma. Ese y otros detalles mostraron que Los Pumas, al menos, estaban fuera del «spot» del juego. Aún así, el equipo nacional pudo soportar pasajes del juega en una supuesta igualdad de condiciones que no fue tal, pero que impidió a los visitantes marcar puntos. Ya sobre el final y con el partido «roto», los Bokke ya con 15 jugadores mostraron que podían marcar un par de tries más.
El sábado 24 en la ciudad de Durban finalizará esta etapa 2022 del Rugby Championship, ya sin la posibilidad de salir campeones por primera vez, algo que no desvela al staff técnico de Los Pumas. Una parada difícil pero no imposible, debido a algunos problemas fuera del juego de rugby que afronta el seleccionado sudafricano y que quizá los pueda hacer perder un poco el foco. Los Pumas al comando de Cheika seguirán probando para ver hasta dónde y cómo pueden seguir creciendo en una competencia que los enfrenta todos los años contra tres de los cuatro mejores equipos del mundo, y eso tiene un precio obvio, a favor (si se puede crecer) y en contra (porque hay que luchar contra la frustración de no poder). Este 2022 nos ha regalado un triunfo contra Australia y otro contra los All Blacks por primera vez en su tierra, y eso no es poco. Con mayor concentración y foco, una mejor conducción desde el medio de la cancha y evitando cometer 19 penales en un partido, quizá Los Pumas puedan vencer a los Bokke en el King’s Park (55.000 asistentes) y empezar a convencerse que con concentración y buscando variantes que el adversario no espere, se le puede ganar a cualquier equipo del mundo.
Pero primero, Los Pumas tienen que ganarse a ellos mismos, no sólo creerlo, sino ejecutarlo, porque la mayoría de los jugadores, pueden hacerlo.
Marcelo Mariosa
Coincido que hubo un justo ganador, con un resultado que refleja lo que ocurrió en cancha. Demasiados penales (algunos muy finos….). En otras cosas no las ví como se comenta: el scrum ha mejorado, el line, excepto esos 2 errores señalados estuvo bien, no se le encuentra la vuelta al maul defensivo, Carreras no termina de asentarse como 10, Moroni debe jugar, la primera mitad del 2T se jugo en campo de SA.