
Cuando comienzan a apagarse las luces de la épica batalla de Dublín, donde Los Pumas pudieron imponerse a los siempre poderosos Lions, adhiero a las palabras y calma de Felipe Contepomi, que suele ser más frío que cuando en el campo conversaba a sus rivales, y explica que ni antes éramos tan malos ni ahora somos tan buenos. Al enfrentar a un combinado de la talla de los Lions, y acá hay que recordar que nunca se les había ganado, hay que saber que ellos, pertenecientes a diferentes uniones es decir seleccionados, necesitan de un tiempo para ajustar los movimientos y las transiciones. Al mismo tiempo, Los Pumas no pudieron contar con el 100% de su potencial, lo cual podría equipara las cosas. Pero no hay que quitar de la escena todo lo ocurrido en Lansdowne Road Stadium, ahora AVIVA, aunque para todos es el “nuevo” estadio, cuando el equipo que solía tener un yaguareté en el pecho metió ritmo, bastantes buenas decisiones, tackles furiosos y, como siempre, algo de trabajada fortuna para quedarse con un partido de este nivel.
Esta claro que hay algo en estos Pumas 2025 que traen del 2024 y que es una evolución positiva que va a la velocidad prevista: no es posible escalar a los saltos en el ranking a nosotros, por donde queda en el mapa el lugar dónde nacimos y la historia que nos halaga o condena, vamos rearmándonos de a poco para, primero, mantenernos entre los mejores y evolucionar a través del tiempo para avanzar. Esto requiere que la inagotable usina amateur no decaiga y que los viejos enamorados del juego hagan que los nuevos enamorados continúen con esa entrega gratuita y desinteresada de divulgar, enseñar, ayudar o lo que sea que a uno le toque en suerte. Aunque no todos, porque sería una utopía, los que no estamos jugando, hacemos que todo siga circulando, y con más caudal que antes. Yo no olvido que, en mis mejores tiempos, cuando entraba a la cancha, había primera e intermedia, y cero cambios. Ahora hay 4 o 5 equipos que representar a un club en división superior. Claro, no todos, pero ha crecido mucho todo el rugby argentino.

Felipe habló de algo que muchas veces olvidamos, que es que el rugby se juega sin la pelota. El mellizo pelado lo dijo así, al pasar, porque todos sabemos, pero lo solemos dejar a un costadito al comentario, para que no moleste. Pero fue claro, y es algo que lo sabemos todos: los que más tiempo tocan la pelota en la cancha raramente llega a tenerla (tiempo total) 2 minutos. Eso quiere decir que al menos vas a jugar 78 minutos donde no vas a tocar la pelota. Entonces hay que trabajar lo que tenemos que hacer cuando la pelota la tiene otro, tenga nuestra camiseta o la del adversario.
Hoy pesa mucho el “plan de juego”. Vamos a hacer esto, vamos a hacer lo otro, formamos unidades de ataque, ensayamos espaldas y salteos, nos hablamos entre todos (no como antes que hablábamos todos al mismo tiempo) y en defensa nos agrupamos de tal o cual manera. Pero eso no alcanza. Hay que trabajar qué es lo que tenemos que hacer cuando la pelota la tiene un compañero, adelantarnos si es posible a su magia, si la hace, o si pasa la pelota, para estar cerca. Porque los sistemas defensivos cerrados logran que, en un tackle, simple o doble, haya un segundo o tercero que a pescar la pelota. Es interesante ver la copa neocelandesa, que acaba de ganar, quizá inesperada o épicamente, los Crusaders, cuando no se preocupan tanto si pierden la pelota, que es parte del riesgo asumido, sino a cuidar la posesión sobre todo en situación de ruck, cubriendo al compañero que cae tackleado a máxima velocidad y contundencia en el punto de encuentro. Inclusive, se nota que de acuerdo al punto donde uno se encuentre en el momento de la concreción del ruck, va a hacer una u otra cosa para ayudar a mantener el control de la pelota.

En ataque, jugar sin la pelota significa seguir el plan pero estar siempre en apoyo del portador, asegurar la tenencia, batallar cada punto de encuentro como si fuera el último, retroceder para ser parte de un contraataque o participar de movimientos que quizá no era lo que debíamos hacer en forma básica, pero que se convierte en necesario en el momento del juego. También significa estar atentos para la resolución de una jugada, que poder parte de una patada ofensiva y estar listos para recuperarlas si fuera el caso.
Ya empieza a verse el tackle triple en lugar del doble, donde el tercero no tackle, sino que pesca, y un tackle ya no es derribar al oponente solamente, sino poder pararnos lo antes posible para no generar un penal en contra, tratar de pescar o ponernos a disposición de la nueva defensa.
El rugby de hoy, más que nunca, se juega sin pelota, aunque la pelota sea lo más importante del juego, y el “útil” que debemos mantener de nuestro lado y compartirlo con el adversario la menor cantidad de tiempo posible.
En este partido con los Lions, los Pumas entendieron más que nunca que ritmo, orden en el desorden (para poder hacernos fuertes en ataque o defensa) y tackle salvaje es la mejor receta de un rugby moderno que le puede hacer ganarle un partido a cualquiera. Y que jugar sin la pelota es la clave para ganar un partido.
Marcelo Mariosa
FIXTURE VENTANA DE JULIO COPA VISA BANCO MACRO
5 de julio – Los Pumas vs Inglaterra, en La Plata – 16:40 hs.
12 de julio – Los Pumas vs Inglaterra, en San Juan – 16:40 hs.
19 de julio – Los Pumas vs Uruguay, en Salta – 16:40 hs.