
El rugby tiene unas cuántas cosas buenas que repagan algunas cosas que podrían no ser las ideales, siempre lo dije. Pero, ¿quién es el rugby? El rugby somos los que estamos, los que jugamos, los que ayudamos, los que dirigimos y los que acompañamos. Lo mismo cuando hablamos del Club. “El Club debería…” cuando el Club somos los que estamos adentro y cada uno “debería” hacer o impulsar lo que cree conveniente a la comunidad y podría pasar que sus pares no lo entiendan igual.
Ha cambiado mucho el juego respecto de la seguridad, y eso me alegra mucho, porque cuando yo jugaba todo era un poco más brutal. No había un médico “oficial” y cada equipo se arreglaba como podía, es decir, si de suerte había un médico, si un médico quería hacer de médico de campo, o la nada misma. En un partido de primera división, un adversario me colocó un trompazo en el rostro, me arrancó la nariz (que quedó debajo del ojo izquierdo) y me hizo un tajo en el pómulo derecho que iba desde la comisura del ojo a la ubicación original de la nariz. Salgo de la cancha de la mano de un jugador de la intermedia, médico urólogo residente, y me lleva hasta el Centro de Atención Médica del club local, un polideportivo. El médico me ve llegar y explica que ya no tenía hilo de sutura porque había cosido a un tenista. De vuelta a la cancha, una cinta adhesiva cubría mi rostro para evitar que tamaña herida se abriera más, y adentro, porque no había cambios. En el primer contacto, veo volar la cinta que no se había adherido lo suficiente por la transpiración. Y seguí jugando. Toda una locura inaceptable hoy en día, pero así era. Salíamos de la cancha únicamente con 2los pies para adelante”. Para tranquilidad del lector, mi amigo el urólogo ensayó una costura especial en un centro asistencial esa misma noche, después del tercer tiempo, de adentro hacia afuera, y solamente quedaron tres puntos que tuvo que hacer desde el lado exterior. Belleza nene.
Suelo decir que éramos fanáticos tribales, mientras que ahora todo eso tiene más sentido de cuidado. Y más allá de las lesiones que podrían ocurrir y que ocurren, ya que se trata de un juego de contacto, nada es tan brutal como antes. De hecho, en el fútbol existen más situaciones con riesgo de vida que en el rugby. Pero hay otras razones. Hace poco un jugador se lesionó seriamente en un choque contra el portador de la pelota. Su vida estuvo en riesgo, pero en su Club había una ambulancia, que esta siempre por cualquier emergencia. Y esta vez era la emergencia que jusficaba el gasto: la reanimación, la rápida atención, los varios médicos presentes, la urgencia para llegar al hospital, luego la urgencia para el traslado a un centro asistencial de mayor complejidad. Luego, todo el mundo clamaba por tener una ambulancia en todos los clubes y en todos los partidos. Ese es un tema muy complejo que no se puede abordar, porque no existe la cantidad de ambulancias que se requerirían al menos en Buenos Aires que no trabajen durante dos días para estar de guardia en los clubes. No hay forma de pagar ese servicio junto al lucro cesante.
Pero, ¿a dónde voy con esto? A que hay que revisar lo que sí se puede hacer. Me gustaría saber, y acá tomo las palabras del Chapa Branca, sobre si todos los jugadores de los clubes tienen algún tipo de atención médica, porque él dice (y yo le creo) que, en los clubes más humildes, ese asunto está medio flojo de papeles.
Los clubes son el corazón del rugby argentino. Los clubes laten, lloran, forman y tienen mucha gente que se entrega para “devolver” lo que les dio el rugby, o simplemente porque les gusta enseñar el Viejo Juego, porque plata no hay. Son los clubes los que van a alimentar el río de jugadores que llevan lo aprendido a otros países, porque acá plata no hay, y la que hay, es poca, y el “negocio” es apenar rentable. O es rentable, pero falta apoyo a la usina generadora de jugadores.
Estamos viviendo una época compleja en términos sociológicos. De aquéllos entre los que yo estaba que seguíamos a muerte lo que nos decía el entrenador, porque no había forma de ver si eso era lo correcto o no, hasta hoy donde todos son un poco más sensibles y tienen acceso a información al instante que nosotros no teníamos, y eso les da una visión que es difícil de refutar. Hoy es ver para creer, mientras antes tenías que creer o reventar. Hoy hablamos de la generación de cristal, y eso es una pelea perdida en manos de padres culposos o desatendidos, de la presión profesional o laboral, de los problemas económicos y también de la educación que les permite, por ejemplo, no tener una nota o tener que dar una materia entera sino el “tema que diste mal”, y todo para que no se frustren. ¿Y dónde queda el aprendizaje de la pérdida? ¿Y dónde queda el valor por aprender y luchar por lo deseado?
En la cuarta no tan buena que siempre nombro en mis historias, todos hijos del Mosca, perdíamos más de lo que ganábamos. Y había que hacerse fuerte o renunciar. Y nadie renunció. Recuerdo con fruición y detalle aquel amistoso del año siguiente contra uno de los grandes, cuando nos tocó ganar, y creo que puedo volver a sentir lo mismo en mi recuerdo, el del enorme valor de haber mejorado. No se trataba sólo de rugby, se trataba de la vida misma.
Lamentablemente hoy la sobrexposición a las pantallas, juegos electrónicos y de rol, generan una terrible cantidad de autolesiones, depresión y ansiedad en niños y adolescentes, y hay muchos trastornos vinculados con la virtualidad, el bullying, el grooming y el sexting. Ahora se agregan las apuestas virtuales, menudo negocio.
Los clubes de rugby son hogares de acogida, que por supuesto no pueden ni deben reemplazar la educación familiar, como no debe hacerlo la escuela, pero que protege a la juventud de ciertos viejos y nuevos males, conteniendo, brindando amistad y abrigo, competencia y desarrollo físico, encontrar ideales, valores y metas. Claro, no es la solución para todo ni para todos, pero la mayoría de los que pasamos por los clubes de rugby llevamos pegado en el pecho el orgullo de pertenecer, y seguimos estando para que los más jóvenes sepan que hay un lugar para ellos, que hay esperanza, que hay lucha, que hay dolor físico y del otro, y que hay que hacerse fuertes, porque la vida arroja a los menos virtuosos, y eso, en el rugby, es algo que tratamos de que no pase.
Para muestra, tengo muchas. Demasiadas.
Marcelo Mariosa
Ahora te mando un cuento al WhatsApp
Tiene mucho que ver con lo que comentas en tu nota.
Querido Marcelin, siempre es un gusto que me doy (seguro q no soy el único) leerte y escuchar tus relatos, historias y anécdotas!! Nuestro común amigo, el Rugby, que lo conocí hace unos 64 años, me dió y me sigue dando algo maravilloso junto a mi familia, que son los «amigos» y por supuesto un sinnúmero de enseñanzas. Tal cual lo describis, cambiaron muchas cosas del viejo juego. Recuerdo muy bien al médico de antes, simplemente era el aguatero, quien corría llevando agua bendita al lesionad y rápidamente se incorporaba al juego. El Rugby se volvió muy físico, mucho gimnasio y poca tocata. Hay más lesionados y graves lesiones que en nuestra época. Increíblemente sigue el tackle por arriba de la cintura. El famoso y peligroso Pick & go, opaca y nos priva de los tries de los tres cuartos con pelota viva. Creo en la belleza de este maravilloso deporte, siempre y cuando no se dejen de lado las raíces del juego Británico, en pos de la TV y del circuito profesional
Viva el Rugby 🏉!!!!
Querido Marcelin, siempre es un gusto que me doy (seguro q no soy el único) leerte y escuchar tus relatos, historias y anécdotas!! Nuestro común amigo, el Rugby, que lo conocí hace unos 64 años, me dió y me sigue dando algo maravilloso junto a mi familia, que son los «amigos» y por supuesto un sinnúmero de enseñanzas. Tal cual lo describis, cambiaron muchas cosas del viejo juego. Recuerdo muy bien al médico de antes, simplemente era el aguatero, quien corría llevando agua bendita al lesionad y rápidamente se incorporaba al juego. El Rugby se volvió muy físico, mucho gimnasio y poca tocata. Hay más lesionados y graves lesiones que en nuestra época. Increíblemente sigue el tackle por arriba de la cintura. El famoso y peligroso Pick & go, opaca y nos priva de los tries de los tres cuartos con pelota viva. Creo en la belleza de este maravilloso deporte, siempre y cuando no se dejen de lado las raíces del juego Británico, en pos de la TV y del circuito profesional
Viva el Rugby 🏉!!!!