El Rojo de Burzaco, no es novedad, ha tenido un año lleno de altibajos. Es verdad que desde aquél muy buen torneo 2019 a hoy a perdido una cantidad de jugadores, que además su lista de lesionados no es menor. Pero hay que sumarle un fallida pretemporada, debido a los vaivenes de la pandemia y también porque se aferró a una estructura de ataque que evidemente no era lo que más le convenía. Pero el juego estaba debajo de un manto, que había que descubrir.
Y para contar este último partido de quince jugadores de este 2021 hay que empezar por el final, explicando que el asesino era realmente el mayordomo y no otro. Porque después de un primer tiempo de palo y palo bajo un sol abrasador (y abrazador también) con un resultado 19 a 14 a favor del local, los jugadores se juntaron abajo de un árbol detrás del in goal norte que tiene Hindú en Don Torcuato, cerquita del hoyo catorce del golf lindero y se miraron las caras. Le habían jugado de igual a igual a uno de los clasificados, y eso era toda una señal. Los jugadores se debían, a ellos mismos, jugar como podían y pueden hacerlo. Talento hay, faltaba soltarse.
Probablemente Hindú haya tenido un poquito la mente puesta en la semana siguiente, pero el orgullo de dos equipos con una enorme tradición en el peldaño más alto de la URBA se mide dentro del rectángulo de césped. Y también es cierto que el rugby es un juego mental, ya no sólo de correr y pasar, de tacklear y presionar, sino de reponerse ante la supremacía, de no darse nunca por vencidos, de luchar de pie hasta que suena el silbato. Lo mismo que esperamos que hagan en su vida.
El Elefante golpeó temprano. A los 5′ Graglia apoyó un try cerca de la bandera después de una corrida, sin elevar a gol (5-0). A los 7′ Germán Klubus respondió con un penal (5-3), y volvió a convertir una nueva penalidad a los 14′ (5-6). Pero de inmediato otra vez Hindú se fue hasta el in goal Rojo (Capurro, elevado a goal por Mateu) y la chapa 12 a 6. Partido de ida y vuelta, donde Hindú mostró que no estaba tan fino y erró posibilidades reales mientras Pucará luchaba con un scrum fuerte (que nuevamente tuvo altibajos) y las pelotas aéreas que tanto le cuestan.
A los 20′ volvió a golpear el Elefante debajo de los palos (try de Graglia elevado a goal por Mateu) poniendo el marcador 19 a 6 y parecía que Hindú empezaba a dominar el trámite, pero Pucará tuvo paciencia y a los 31′ un nuevo penal de Klubus puso todo 19 a 9. A los 35′, luego de una batalla de pesos pesados a metros del in goal local, un try de Gregorio Pascual puso las cosas 19 a 14.
La sombra detrás del in goal norte tuvo sos frutos. Pero en realidad, los que pudimos estar relativamente cerca entendimos que había un metamensaje entre los propios jugadores, porque está claro que ellos sintieron que podían. Lo decían sus rostros, sus gestos, y seguro lo habían compartido entre todos.
A los 3′ un penal de Klubus acercaba el tanteador (19-17) pero a los 11 el Elefante ponía todo su peso en el scrum y Pucará, que se había mantenido sólido, sucumbió otorgando un try penal (26-17). Otra vez parecía que Hindú se venía (y calidad le sobra) pero de repende, como cuando un jugador viene a toda velocidad y acelera, así jugó Pucará el tiempo que restaba, como una tromba Roja, poniendo el juego en las manos (y en los pies) de los más rápidos, generando zozobra en la última línea de Hindú.
A los 16′ una buena corrida de los backs colorados lo deja a Navarro en medio del bolsillo defensivo del Elefante y a pura velocidad superó a sus marcadores y apoyó un try que Klubus elevaría a goal (26-24). El Rojo de Burzaco olió sangre y recordó lo que tenía apenas olvidado y se fue con alma y corazón contra los postes del local. A los 19′, Tommy Buckley, jugando de centro pero usando su potencia de siempre, apoyó su try que también elevara a goal Klubus, poniendo a Pucará al frente por primera vez en el partido (26-31).
El rugby es un juego mental, y todas esas veces que este año sufrió saltó de repente, se sientieron fuertes, jugaron a lo que saben y pueden, y de una pelota recuperada en campo contrario, Klubus dudó si abrir a los backs y casi sin pensarlo puso un kick para la corrida de un rapidísimo Iñaki Delguy, que superó dos tackles y marcó el 4º try del visitante (26-36). A esta altura Hindú tenía que marcar dos veces para alcanzar a Pucará, cosa que podía pasar, pero corrían y corrían los jugadores de camiseta roja por toda la cancha, «pasando y corriendo» como dice el viejo dicho, dándole «aire» a la pelota y así vino otra corrida por el lado opuesto, del lado de la tribuna «oficial» del Elefante y fueron tres golpes de pie que Joaquín Jorge llegó a apoyar muy cerca de la bandera (26-41).
Los chicos (y no tan chicos) de la camiseta colorada seguían con el fuego prendido, quizá entendiendo al fin de campeonato y habiendo superado varios escollos, que lo que tenían adentro esta ahí, a mano, y que tenía que salir. Ya había aparecido de a ratos, a partir del aquél segundo tiempo en CUBA, pero volvió a caerse en La Cumbre. Pero está.
Ya a los 36′ una nueva corrida del intratable Delguy, que volvió a marcar y a sellar con su velocidad el 6º try de Pucará, mientras Klubus elevaba a goal y dejaba la chapa del final 26 a 48, ante el estupor del local. A Hindú le servirá este partido para ajustar las tuercas que se aflojaron y encarar así mejor las finales del URBA 2021. Pero Pucará se reservó el mejor regalo no sólo el regalo del final del campeonato, sino el de entender, como equipo, que se podía jugar un rugby del más alto nivel como ya ha hecho en otros años, y que ellos adentro del vestuario sabrán que pasó en éste que fue tan difícil y con tantos altibajos en el juego.
El rugby se juega con lo que se tiene enfrente, con lo que te ofrece el adversario, y los buenos equipos pueden cambiar su plan de juego si es que no funciona el trazado y también advertir debilidades o distracciones en el equipo contrario y trabajar el partido por ese lado. Y este partido en Don Torcuato fue simplemente así, jugado con la furia y la pasión de siempre, pero entendiendo por dónde era el juego, y por eso, se festejó fuerte. Tan fuerte que se escuchó en Burzaco.
Pucará: 1. Tulio Sosa (C), 2. Demian Fernández, 3. Gustavo Lespada, 4. Ignacio Coppola, 5, Eliseo Fourcade, 6. Germán Fiocca, 7. Felipe Amado, 8. Leandro Urriza, 9. Germán Klubus, 10. Ignacio Ramón, 11. Iñaki Delguy, 12. Mariano Navarro, 13. Tomás Buckley, 14. Joaquín Jorge y 15. Alejo Coppola. Ingresaron Gregorio Pascual, Tomás Chimenti, Matías Santagati, Agustín Petullo y Tomás Barosio.
Hindú: 1. Juan Ignacio Martínez Sosa, 2. Agustín Capurro, 3. Nicolás Leiva, 4. Gonzalo Delguy, 5. Juan Comolli, 6. Nicolás D’Amorim, 7. Nicanor Olivetto, 8. Lautaro Bávaro, 9. Lucas Pulido, 10. Santiago Fernández (C), 11. Federico Graglia, 12. Belisario Agulla, 13. Francisco Mateu, 14. Agustín Fusoni y 15. Martín Cancelliere. Ingresaron Carlos Repetto, Federico Lavanini, Lucas Camacho, Fermín Ormaechea, Cristiasn Moscetta, Isaías Quiroga y Julián Gauthier.
Resultado final: Hindú 26- Pucará 48